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Los perros no ven el mundo de la misma manera que lo hacemos nosotras y, generalmente, al ser humano le cuesta entender que nuestras normas sociales no tienen sentido para su especie.
Para ayudarles a adaptarse, es importante comprender por qué actúan de la manera en que lo hacen y esforzarnos en crear un vínculo multiespecie.
Un error muy común es intentar educarlos con constantes negativas y llamadas de atención, en lugar de estimularlos para que hagan lo correcto.
¿Cómo puedes crear una relación sana y natural? Encuentra la respuesta en este artículo: educación canina y frustración en los perros.
Como el uso del “no” puede contribuir a la frustración en perros
Decirle “no” a tu perro puede parecer una medida correctiva adecuada, pero la realidad es que educar mediante negativas equivale a hacer sonar constantemente una alarma en su interior.
Cuando nuestro perro está haciendo algo que consideramos inadecuado, la impaciencia nos puede y de nuestra boca sale a borbotones un “¡NO!”.
Sin embargo, actuar de esta manera suele tener el efecto contrario. Escuchar muchas veces la misma palabra solo confundirá y estresará al perro.
Al no entender lo que se espera de él, no sólo ignorará la voz humana y seguirá con su mala conducta, sino que el vínculo comenzará a debilitarse.
Llegadas a este punto, seguro que estás pensando:
“Pues yo a mi perro le digo que NO y le va de maravilla”
Ahora pregúntate
- ¿Por qué tu perro deja de emitir una conducta cuando le dices un NO?
- ¿A qué ha asociado esa palabra?
- ¿Quieres vivir en colaboración con tu compañero canino o que acate tus reglas por inseguridad o por miedo?
Por ejemplo, tal vez tú crees que al decirle “no” cuando está cerca de un objeto entenderá algo como:
“No debes tocar eso, no es para ti”.
Pero la realidad puede ser muy distinta.
Es probable que él piense que no puede tocarlo objeto en un momento dado, pero en un futuro sí; que no tiene permiso de hacer algo en determinado lugar, pero sí en un sitio distinto; que sólo debe comportarse bien mientras estás presente o, lo que es peor, si utilizamos el NO para cortar ladridos y gruñidos, que piense que su comunicación se esté ignorando y entones deje de utilizarla.
También existe el riesgo de que aumente su interés por saber qué es ese artículo tan valioso al que no puede acercarse.
Utilizar un “NO”, no lo motiva a hacer lo correcto. Más bien, lo hace sentirse restringido e inseguro.
En algunos casos, la frustración podría acumularse, llevando al perro a desarrollar incluso comportamientos agresivos.
Al recibir una negativa, el perro probará otras alternativas y, antes de tomar la decisión correcta, quizá cometa varias equivocaciones, recibiendo la misma respuesta una y otra vez.
¿En qué se traduce esto?
En perros que pierden la iniciativa y las ganas de probar, de emitir conductas. Estamos hablando de perros con poca individualidad y baja autoestima.
Además, reprender constantemente a tu perro hará que su estado de ánimo decaiga, y lo hará sentirse ofendido o preocupado. Como resultado, su frustración aumentará.
Por otro lado, es probable que esta situación de ensayo y error constante no le permita recordar o entender claramente cuál es el modo de actuar correcto: como el énfasis se ha puesto en lo que no debe hacer, podría olvidar cuál es la conducta válida o llegar a conclusiones equivocadas.
Educación natural para evitar perros frustrados
Podrías estar dedicando más tiempo a regañar al perro, y nada o casi nada a reconocer sus aciertos.
Todo lo bueno que hace debe ser celebrado.
Deben fomentarse las emociones positivas. Eso lo motivará a comportarse de forma apropiada y fortalecerá sus lazos de confianza.
Las felicitaciones mantienen al perro interesado en aprender y lo hace más propenso a repetir los éxitos pasados.
De esta manera, podrás reemplazar la frustración por la satisfacción.
Tal vez te sientas en la necesidad de decirle “no”, sobre todo al principio. Pero debes evitarlo si quieres establecer una relación de amistad y colaboración sana.
Por ejemplo, si no quieres que coja algún objeto determinado, intenta redirigirlo previamente con una voz dulce que le lleve a conseguir otro tipo de recompensa (si no quiero que muerdas el sofá te llamaré antes de que llegues a él y, cuando vengas, te daré un masticable natural que suplirá tus necesidades de mordida, liberará endorfinas y te ayudará a sustituir la conducta inicial)
El único buen uso del “no” es dejar de utilizarlo.
Aunque suene contradictorio, hay profesionales de la educación canina en positivo que consideran que existen maneras positivas de usar el “no”.
En este caso, el “no”, más que un regaño, parece ser un aviso de proximidad que impulsa al perro a buscar otra alternativa. Lo utilizan de forma amigable, como una invitación a jugar.
Sin embargo, un “NO”, una negativa, un castigo o una prohibición siempre generarán el mismo sentimiento: frustración.
¿Por qué es tan difícil buscar una alternativa que cree una emoción positiva en el animal?
¿Por qué no enseñarle conductas sustituivas que estén bien en lugar de prohibir aquellas que consideramos que están mal?
En conclusión, si quieres evitar la frustración en tu perro y crear un vínculo sano, no utilices el NO.
Es verdad que una convivencia basada en la naturalidad puede requerir más tiempo y esfuerzo. Pero a la larga, será más efectiva y colaboradora.
Sobre todo, tu perro será un animal feliz y libre de emociones negativas y frustración.
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Ahora si, me despido hasta la próxima.
Un besote,
Noemí